miércoles, 19 de diciembre de 2012

Mis 5 artistas favoritos (que no aparecen en el blog)

Mis queridos compañeros de blog están considerablemente ocupados estas semanas, aunque supongo que en Navidades no tendrán excusa para publicar como posesos. Esto también explica el retraso que lleva el podcast, además del hecho de que el Final Cut aprovechó el momento en que nosotros estábamos editando para colgarse y no guardar los progresos de la última hora por primera vez desde que Jose recuerda.

Y digo yo que es momento para una lista que pase sin pena ni gloria, como a menudo ocurre. Esta vez el concepto es todavía más absurdo que de costumbre: enumero mis cinco artistas favoritos que no han sido mencionados en el blog ni siquiera de pasada. Y así me los quito un poco de en medio, aunque con cariño. Los resultados han sido sorprendentes.




5. Squeeze






Squeeze suele aparecer en la corta lista de "grupos en los que ha estado Paul Carrack", con Ace y Mike & the Mechanics, obviando el hecho de que, en realidad, nadie conoce una puñetera canción de Paul Carrack en solitario y se le trata como si fuera alguien importante. El caso es que Squeeze, antes que de Carrack, es el grupo de Chris Difford y Glen Tilbrook, que fueron considerados los Lennon y McCartney de principios de los ochenta. Con tanta presión, no dieron todo lo que tenían que dar, pero dieron mucho, en cualquier caso.

El disco más logrado de Squeeze no incluye a Paul Carrack en los teclados, si no a otro personaje bastante más importante en el mundillo musical: el mismísimo Jools Holland. Hablo de Argybargy, una joya del pop new-wavero que tan de moda se estaba poniendo en la Gran Bretaña. Incluye temazos como "Pulling Mussels (From the Shell)", "Separate Beds" o "Another Nail In My Heart".

Aunque el disco más conocido sea el East Side Story, ya con Carrack, y su "Tempted" y su "Labelled With Love"; he de reconocer que la mejor canción de Squeeze vino un par de años antes. En 1979, la banda lanzó otro clásico, Cool for Cats, que incluía un tema con una letra tan impresionante que justificaba las comparaciones a los genios de Liverpool: "Up the Junction", o cómo resumir una relación entera en apenas tres minutos. Por no decir que ese vídeo demuestra que, antes que Nirvana, antes que Muse, antes que casi nadie; Squeeze fueron de los primeros en tocar las narices a un programa de televisión de los de playback, cambiándose de instrumentos.

Tras esos dos o tres años de obras maestras, Squeeze solo ofreció temas decentes de vez en cuando, como "No Place Like Home" o "Hourglass". ¿Qué hubiera sido de ellos sin tantas expectativas? Nunca se sabe...


4. .38 Special





.38 Special sólo saben hacer una cosa, un soft-rock sureño muy adecuado para los cincuentones tejanos que tengan su corazoncito, pero la hacen muy bien. Además, sus raíces confederadas son evidentes, porque son literalmente familia de Lynyrd Skynyrd (¡Los tres hermanos se llaman Donnie, Ronnie y Johnny! Un poco como los sobrinos del pato Donald...).

Fundados efectivamente por Donnie Van Zant y con nada menos que dos baterías en plantilla (supongo que para hacerse los guays), gozaron de gran éxito en Estados Unidos allá por 1980, que es cuando empezaron a aflojar el rock sureño más tradicional que venían haciendo. De esa época es el "Rockin' Into the Night", y también "Hold On Loosely", que apareció en un Guitar Hero. Hay que recalcar que no son una banda de álbumes buenos, si no más bien de singles decentes.

A lo largo de los ochenta ofrecieron unas cuantas muestras más de calidad, especialmente su hit de 1982, "Caught Up In You", primer top ten de su carrera. Tour de Force tenía otro par de temas interesantes, como "Back Where You Belong" o "If I'd Been the One".

Su último y mayor éxito llegó en 1989, con la balada "Second Chance", que llegó al 6 de Billboard; una verdadera hazaña para una banda que no estaba para nada a la moda en la época del glam metal y las poperas de la calaña de Paula Abdul o Debbie Gibson.


3. Ambrosia


Ya solo el nombre da que hablar. Los más cultos sabrán que la "ambrosía" es la comida de los dioses griegos; el resto pensará que es un nombre de señora mayor. Para mí, sin embargo, Ambrosia es un cuarteto californiano de rock progresivo (otra vez) que consiguió hacer una transición exitosa hacia el soft-rock (otra vez). Por si esto fuera poco, son colegas de Alan Parsons.

El primer disco de Ambrosia, de título homónimo, contiene uno de sus primeros éxitos, "Nice, Nice, Very Nice", cuya letra está sacada (ojo) de un calipso bokononiano del prestigioso escritor Kurt Vonnegut, que aparece en su novela "Cuna de gato", que aprovecho para recomendar a todo bicho viviente. Vonnegut estaba encantadísimo con la versión, por supuesto, y hasta sale en los créditos.

Pero no es ni mucho menos lo único de la banda: el paso a corrientes más comerciales llegó con el etéreo Somewhere I've Never Travelled, y la canción que le da título. Pero el paso definitivo llegó en la balada "How Much I Feel", con la que se incorporaron directamente al panorama "yacht-rock" californiano en el que estaba Michael McDonald y sus Doobie Brothers. De hecho, "Biggest Part of Me" suena mucho a McDonald, aunque eso haga que me cueste reconocer lo mucho que me gusta...

Road Island fue el álbum definitivo, una mezcla entre ambos estilos: el progresivo de "Ice Age", por una parte, muy "parsonsiano"; y el soft-rock de la impresionante "How Can You Love Me", que sigue siendo mi canción favorita de la banda.

2. Orson





Conocí a Orson durante una breve etapa de interés por el indie británico. Poco importa que Orson no sean ni indies ni británicos, hacían buen pop. Y digo hacían porque, pese a ser la banda más moderna de la lista con muchísima diferencia, son los únicos que están separados.

Un disco bastó para que Orson se colara en la lista: Bright Idea, de 2006. De diez canciones, considero que ocho son muy buenas. Hay pocos discos con ese porcentaje, muy pocos. Su fórmula es sencilla: no son más que un grupo de pop/rock moderno, con toques a lo Maroon 5 (cuando Maroon 5 eran decentes, no ahora que Adam Levine es un vector de enfermedades venéreas).

El gran tema del disco es "No Tomorrow", con su tremendo y bailable estribillo, pero hay muchos más. Tenemos "Save the World" (con una temática que me recuerda al "That's Really Super, Supergirl" de los XTC), "Already Over" y "Look Around", que usaré sin contemplaciones en caso de que tenga que añadirle banda sonora a una comedia romántica con final bonito.

Tras su disco Culture Vultures, que incluía un tema similar a "No Tomorrow" como megasingle, "Ain't No Party", se desintegraron y su líder, Jason Pebworth, le compone las canciones a Jessie J. ¿Final feliz? Juzguen ustedes.


1. Tears for Fears





Pensar en Tears for Fears me retrotrae a la época en que iba al colegio con un discman cascadísimo y llevaba mis discos favoritos para escuchar por la mañana con algún amigo. Wet Wet Wet, The Housemartins, Spandau Ballet... todos han pasado por eso. Y también Songs from the Big Chair, de Tears for Fears, por supuesto.

Algún día le dedicaré a este álbum la crítica completa que merece. Es una de las grandes obras del pop de los años ochenta, llena de exitazos como los archiconocidos "Shout" y "Everybody Wants to Rule the World", temas casi de jazz nocturno como "The Working Hour" y, especialmente, mi apreciadísimo "Head Over Heels". Sigue siendo mi disco preferido de los que compré por aquella época (que tampoco es hace tanto, hará nueve o diez años, tal vez menos).

Pero The Hurting es una obra de similar calibre, con hitos como "Change" o "Mad World", así como "Pale Shelter". Orzabal y Smith (que me pasa como con Lennon, McCartney y compañía, nunca sé cuando canta cada uno) son una gran pareja de compositores, el primero con un premio Ivor Novello.

En el año 89, con The Seeds of Love y su tema "Sowing the Seeds of Love" se metieron en una etapa beatle no tan aclamada pero interesante. Y no han dejado de hacer música hasta hoy, aunque les haya perdido algo la pista. Pero les recuperaré.

Quixote

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